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[Lecturas] Domingo 1 febrero 2015

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Domingo 1 IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO SEMANA IV DEL SALTERIO
Laudes: Sal 117; Cant. Dn 3, 52-57; Sal 150 Vísperas: Sal 109; Sal 111; Cant. Ap 19, 1-2.5-7

PRIMERA LECTURA
Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca Lectura del libro del Deu- teronomio 18, 15-20
Moisés habló al pueblo, diciendo:
—«Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharás. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: “No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir”. El Señor me respondió: “Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá”.» Palabra de Dios.

Salmo responsorial 94, 1-2.6-9
R. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón».
Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R.
Entremos, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R.
Ojalá escuchen hoy su voz: «No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.

SEGUNDA LECTURA
La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos Lectura de la Primera Car- ta del Apóstol San Pablo a los Corintios 7, 32-35
Hermanos:
Quiero que se ahorren preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando conten- tar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando conten- tar a su marido. Les digo todo esto para su bien, no para ponerles una trampa, sino para inducirles a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Enseñaba con autoridad
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 21-28

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
—«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó:
—«Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:
—«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espí- ritus inmundos les manda y le obe- decen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En el Evangelio de San Marcos aparece la primera actuación pública de Jesús en Cafarnaún. Es sábado y el pueblo se encuentra reunido en la sinagoga para escuchar la enseñanza de Dios. Jesús habla de Dios y de su mensaje. La gente queda sorprendida. Jesús es diferente. No repite lo que ha oído a otros, habla desde lo que él conoce bien, que brota desde el testimonio no del convencimiento. De pronto, un hombre se pone a gritar: “¿Has venido a acabar con nosotros?”. Al escuchar el mensaje de Jesús, se ha sentido amenazado. Su mundo religioso se le derrumba. Este hombre estaba tan tranquilo con el dios del que oía hablar a los escri- bas que descubre ahora, en Jesús, a un Dios que ama, que es bueno, que perdona.

Para los seguidores de Jesús, este hombre tiene que estar poseído por un “espíritu inmundo”, hostil a Dios. Si no, ¿qué fuerzas le hacen rechazar a un Dios que es Padre? ¿Qué experiencias le bloquean el camino hacia la compasión y compresión con todos que Jesús anuncia? Jesús no se aco- barda. Ve al hombre oprimido y ordena que se callen esas voces que no le dejan encontrarse con un Dios distinto del que ha oído predicando a los escribas, que le impiden estar en paz consigo mismo. En un último esfuerzo por mantener al hombre atado, el mal espíritu “lo retorció”. Finalmente, el espíritu sale. Jesús ha logrado liberar a esta persona de la imagen que tenía de Dios y que le llenaba de arrogancia y violencia interior. Ha puesto fin al miedo a Dios. En lo ade- lante, podrá escuchar que Dios acoge siempre,perdonasiempre,amasiem- pre a todas las personas, sin que im- porten sus pecados, sus errores, sus elecciones. En lo adelante podrá ser feliz.

No pocas personas viven en su in- terior de imágenes falsas de Dios que les hacen vivir en la mentira. Para muchos, Dios no es un amigo, sino una sombra amenazadora que controla la existencia e intercambia el buen comportamiento con la felicidad. Es- tos creyentes, fieles a la iglesia cada domingo, necesitan ser liberados.

¿No les recuerda este Evangelio al papa Francisco? Aquella pregunta que él se hacía (“¿quién soy yo para juzgar?”) hizo desaparecer la des- confianza sobre la Iglesia en mucha gente, acalló los miedos de un dios presto a condenar a los impíos y des- pertó a muchos católicos dormidos que finalmente desearon volver a la Iglesia. Sus mensajes invitan a creer en el amor más que en el sometimien- to ciego a las normas. Su presencia suscita la acogida del pobre y la com- pasión. Es una autoridad que viene de Dios. La autoridad de Jesús cura, porque enseña a vivir la fe sin excluir a nadie, porque libera del poder de las cosas, del autoengaño y de la ego- latría. Pidamos a Dios que nos cure sacando de nosotros todo aquello que nos impide ser libres.

Oración:
¿Qué quieres de nosotros, Jesús? Nos está costando mucho aceptar que Dios es bueno, que no tiene en cuenta nuestros pecados y desea estar con nosotros a pesar de nosotros mismos. Nos asusta la bon- dad de Dios, porque nos invita a ser también compasivos con la gente. Ayúdanos. Calla en nosotros tantas voces que hacen ruido, que hablan con resentimiento, que no perdonan al que falla. Que le creamos al Papa Francisco cuando dice que el cami- no hasta ti es el de la compasión y la humildad. Amén.

Propósito del día: Liberarme de falsas imágenes de Dios.

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